La humanidad ya utilizaba los aceites esenciales 3.500 años antes de Cristo. Los egipcios fueron los primeros en hacer uso de ellos. Utilizaban la aromaterapia con fines religiosos, medicinales y cosméticos. Los utilizaban como elementos cicatrizantes, curativos e incluso como protección contra los malos espíritus.
Los egipcios utilizaban una forma primitiva de destilación para extraer los aceites esenciales de las plantas. Calentaban las plantas en ollas de arcilla con la parte de arriba recubierta de lino, el vapor impregnaba los filtros de lino y al escurrirlos se obtenían los aceites esenciales.
500 años después de los egipcios, los chinos también hacían uso de las hierbas y las platas aromáticas con fines, sobre todo, medicinales.
Más tarde los griegos tomaron la sabiduría medicinal de los egipcios y mejoraron el sistema de destilación. Estos consiguieron preservar la fragancia y la pureza de los aceites. Los griegos incorporaban las plantas aromáticas a sus baños, a su alimentación, a sus ritos religiosos y fabricaban ungüentos medicinales. Hipócrates, el médico más reconocido de la época, trataba a sus pacientes con aceites esenciales, y afirmaba que el baño y masajes con ellos, aseguraban a longevidad.
Los romanos fueron fervientes defensores de la higiene para promover la salud y depositaron su confianza en la aromaterapia y su poder.
Después de estos, los árabes continuó con las enseñanzas sobre los extractos de las plantas. El médico persa Avicena perfeccionó el proceso de destilación de los aceites esenciales, introduciendo el sistema de refrigeración en el proceso. Esto hizo que el proceso de extracción tuviera menos desperdicios y mayor pureza.
Ya entrado el sigo XX, el químico y perfumista Rene Maurice Gattefosse incorporó la aromaterapia a la medicina natural. Tuvo un accidente y sufrió graves quemaduras en una mano, la sumergió en aceite esencial de lavanda y comprobó así sus efectos curativos. El aceite le calmó el dolor, evitó la infección y le ayudo a cicatrizar sin dejar marca.
El Dr. Jean Valnet aportó la mayor contribución a la aromaterapia para ser valorada y reconocida como medicina capaz de curar. Durante la II Guerra Mundial utilizaba aceites esenciales para las heridas y quemaduras de los soldados. Conseguía aliviar el daño físico per también el psicológico.
En los años cincuenta la bioquímica francesa Aguerite Maury, comenzó a utilizar los aceites esenciales en terapias de masaje, y fue premiada internacionalmente por sus investigaciones sobre los aceites esenciales y la cosmetología al servicio de la salud.